



Por Cuauhtémoc Villegas
En un mundo saturado de palabras y discursos vacíos, Pedro Astete se atrevió a mirar hacia atrás, hacia los orígenes. Su obra Los signos: Manual de semiótica es mucho más que un tratado académico; es una guía para descifrar los códigos invisibles que gobiernan la sociedad, la política y la cultura.
Publicado en 1975, este manual del lingüista argentino se convirtió en una referencia obligada en los estudios de semiótica en América Latina. Pero su alcance va más allá de las aulas universitarias. Astete nos enseña que todo es signo: un gesto, un color, una imagen en un cartel, un titular en la prensa. Y, más importante aún, que detrás de cada signo hay una intención, un poder que busca influir en nuestra mente sin que nos demos cuenta.
La teoría central de Astete es simple pero demoledora: vivimos inmersos en sistemas de signos que condicionan nuestra percepción de la realidad. La bandera que nos emociona, el logotipo que nos seduce, el discurso político que nos convence: todos son artificios construidos con precisión para guiar nuestras emociones y decisiones.
En Los signos, Astete desglosa las principales categorías de signos:
- Íconos: signos que imitan lo que representan, como un retrato o un mapa.
- Índices: signos que tienen una relación directa con su referente, como el humo que indica fuego.
- Símbolos: signos cuya relación con su significado es arbitraria, como las palabras del lenguaje o las banderas nacionales.
Pero lo que hace a su obra especialmente relevante es su análisis de cómo estos signos son utilizados por el poder. Astete señala que los regímenes totalitarios y las democracias modernas comparten una obsesión: controlar los signos para moldear la opinión pública. De ahí el uso sistemático de propaganda, publicidad y medios de comunicación para instaurar “verdades” construidas.
En tiempos donde las redes sociales han elevado esta manipulación a niveles nunca antes vistos, la lectura de Los signos se vuelve urgente. La semiótica no es solo una ciencia para estudiosos, sino una herramienta de defensa ciudadana contra la manipulación masiva.
Pedro Astete no solo nos dejó un manual de teoría; nos dejó un llamado a la resistencia intelectual. A leer entre líneas, a desconfiar de lo evidente, a cuestionar cada signo que nos rodea.
Porque, como nos advierte Astete, quien controla los signos, controla la realidad.