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Aguascalientes arde: represión, sangre y silencios en un estado que simula orden

Aguascalientes, Ags. — La violencia se ha instalado en la cotidianidad de Aguascalientes como una sombra. En menos de 24 horas, la ciudad registró tres hechos que confirman que la represión estatal convive perfectamente con el descontrol criminal: un ataque armado en el Agropecuario, el asesinato de una mujer en pleno evento público y el aseinato ocurrido esta madrugada en una vivienda del sur de la ciudad.

En el Agropecuario: detienen a adictos, no a narcos

La tarde del miércoles, elementos del Ejército Mexicano y la Policía Estatal desplegaron un nuevo operativo en el mercado Agropecuario, uno de los centros neurálgicos de comercio en el norte de Aguascalientes. Con la excusa de combatir al narcomenudeo, se revisaron puestos, locales y a transeúntes. Sin embargo, según testigos, los verdaderos distribuidores escaparon con aviso previo, y solo fueron detenidas personas sin vínculos reales con el crimen organizado: consumidores, indigentes, jóvenes y empleados.

El despliegue, que incluyó unidades blindadas, binomios caninos y personal armado, generó más miedo que seguridad entre comerciantes, quienes denuncian que los operativos son más un espectáculo de fuerza que una estrategia seria contra el narco. En el fondo, señalan, el crimen sigue operando protegido por los mismos elementos del Estado.

Jessica: asesinada

Horas después, en un hecho que sacudió a la colonia Insurgentes, una mujer identificada como Jessica fue asesinada a balazos.

Asesimato en Las Huerta

Apenas unas horas después, en la madrugada de este jueves, otro hecho estremeció a la ciudad: un hombre asesinó a su amante hombre y luego se quitó la vida. El crimen ocurrió dentro de un domicilio del sur, aunque las autoridades han mantenido el caso con hermetismo total, sin emitir boletines ni brindar los nombres oficiales de las víctimas.


⚖️ El Estado narco-policiaco y la mentira de la seguridad

Mientras tanto, el gobierno estatal se limita a mostrar cifras favorables, desplegar operativos ruidosos y financiar conciertos de música tumbada que glorifican al narco. Se gasta más en espectáculos que en prevención, más en soldados que en redes de apoyo comunitario.

El mensaje es claro: en Aguascalientes no se castiga al crimen organizado, sino al desorganizado. No se protege a la sociedad, sino que se les abandona. No se combate al narco, sino que se reprime a los pobres para maquillar estadísticas.


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