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San Salvador / Chalatenango, 4 de junio de 2025Cuarenta y tres años después, la justicia salvadoreña finalmente ha reconocido lo que durante décadas fue evidente: el asesinato de los periodistas neerlandeses Jan Kuiper, Koos Koster, Hans ter Laag y Joop Willemsen fue una ejecución planificada por el Estado.

Este día, un tribunal salvadoreño condenó a 15 años de prisión a tres exmilitares responsables de la emboscada ocurrida el 17 de marzo de 1982 en Chalatenango:

  • José Guillermo García, exministro de Defensa,
  • Francisco Morán, exjefe de la Policía de Hacienda, y
  • Mario Adalberto Reyes Mena, excomandante militar que reside en Estados Unidos.

El fallo es histórico. Por primera vez, se señala a mandos militares de alto rango como autores intelectuales de crímenes contra periodistas durante la guerra civil, y se obliga al Estado a emitir una disculpa pública a los familiares.

Organismos internacionales, defensores de derechos humanos y asociaciones de prensa calificaron el hecho como “una victoria contra la impunidad” y un precedente para otros crímenes aún no juzgados en El Salvador.

La sentencia, sin embargo, no borra el largo silencio oficial ni las cuatro décadas de impunidad. Pero sí devuelve algo esencial: memoria con dignidad.

Los cuatro periodistas holandeses llegaron al país en 1982 con el objetivo de contar la verdad desde el lado de las víctimas. Fueron emboscados por el ejército salvadoreño en el caserío El Paraíso, en una operación que fue ocultada durante años bajo la versión de un supuesto enfrentamiento armado.

Hoy, la justicia ha hablado. Falta que el Estado salvadoreño cumpla la orden: reconocer oficialmente la responsabilidad, pedir perdón, y garantizar que nunca más se repita.

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