



Andrés Villarreal/Ríodoce/Alfabeto QWERTY
¿En qué nos equivocamos y en qué acertamos en estos nueve meses de la pugna entre Chapitos y Mayitos? Un tiempo que, resumiendo, es todavía de ciudad encerrada en sus casas, como único sitio donde se siente segura; un gobierno acorralado, sacando las armas intentando detener a unos y otros; un sector económico detenido con alfileres, padeciendo la dependencia.
Uno, el olvido. Olvidamos muy fácil las recientes disputas intestinas en el Cártel de Sinaloa: en 2008 entre Chapos y Mayos contra los Beltrán Leyva y en 2017 los hijos del Chapo contra Dámaso López. La primera férrea, sangrienta y larga; la segunda más corta y focalizada, pero igual de feroz.
Olvidamos rápido que con la mayor facilidad el narco podía apoderarse de las calles y de las vidas. Nunca es entre ellos, nunca es un ajuste de cuentas, siempre arrasa con todo a su paso. Es un poder sin control, corrompe y aplasta. El olvido también implicó minimizar esta nueva pugna, y pensar que acabaría pronto.
El olvido coloca a una sociedad como la de Sinaloa en una convivencia diaria con el crimen. Si habían ocurrido aquellas dos disputas que elevaron los crímenes, lo que tenía que seguir es lo que había pasado en otros muchos lados del país, la reacción del crimen organizado ante una eventual captura relevante. Si el gobierno intenta detener a un miembro principal de la organización, se responderá incendiando la ciudad. Por eso los dos Culiacanazos, el de 2019 y el segundo jueves negro de 2023.
Dos. Y esta es una enorme equivocación, cargada de irresponsabilidad, es el abuso de las redes sociales dándole vuelo a cuanto suceso ha venido ocurriendo. Así es como dejamos que la guerra entrara a las casas. La situación de tan grave, continuamente se lleva a la exageración. Por eso no cuesta nada afirmar que hay diez muertos dentro de la cárcel, sin el filtro obligado de la confirmación. Y por eso también después llega la suspicacia: es posible que con tanto ruido haya tan pocas nueces, como si faltaran muertos. La consecuencia es un miedo irracional —¿acaso el miedo siempre lo es? —, que ha paralizado muchas de las actividades más elementales.
De ese mismo lado está la difusión de los muchos que han tomado al narco como una fuente de la farándula. Ahí los mensajes son más parecidos a un corrido, donde se le da vuelo al poder de quien manda en la plaza, a las marcas de súper lujo.
Tres. Visto en retrospectiva es mucho más sencillo, por supuesto, pero no anticiparse a una inminente explosión violenta entre Mayitos y Chapitos fue otro desacierto. Aunque desde la sociedad y desde el gobierno el margen de maniobra para hacer algo era casi nulo.
Margen de error
(Palomita) Los aciertos, con su consabido margen de error, están al lado de cada equivocación, aunque suene un contrasentido.
Uno. Muchos sostenemos que no puede haber olvido de lo caro que le ha costado a Sinaloa la convivencia y aceptación de quienes acumulan poder con los negocios del crimen. Son muchos quienes no han parado de denunciar la peligrosa armonía que han alcanzado los poderes político y criminal. No es nuevo, y no se ataja.
Por eso cada pacto, incluso los sostenidos en la misma ley como los acuerdos de reducción de condenas que han logrado los hijos del Chapo en Estados Unidos, son una afrenta a lo que han dejado atrás, de este lado de la frontera.
Dos. Si las redes sociales han atizado el miedo, también son la rápida fuente de alerta. Aunque a veces sea casi imposible separar el polvo de la paja. Ante la diversidad de sucesos, ante la ocurrencia en tantos lados, los millares de celulares desperdigados son los reporteros multiplicados. Vuelve casi imposible ocultar algún suceso.
Primera cita
(Mayo) Esta historia aún tiene muchos huecos. Ha pasado casi un año de la llegada de Ismael Zambada García a una prisión en los Estados Unidos –haya sido como haya sido. Posiblemente sea ajeno a las decisiones y rumbos que tomó su heredero en un negocio que construyó por décadas. El Mayo está allá, pero el negocio de su organización sigue vigente.
De las definiciones en la trama de Estados Unidos dependen mucho las consecuencias en Sinaloa y México. Una nueva definición del mapa criminal se puede ir anticipando. Quienes conocen el tema de manera seria piensan que sigue una fragmentación de las organizaciones, lo cual no necesariamente es una buena noticia. No será un proceso fácil ni rápido. En México persisten aun esos grandes cárteles, el mejor ejemplo es el Jalisco Nueva Generación. Pasará un tiempo, pero la fragmentación ya está ocurriendo.
El Mayo es la clave en toda la trama. Con él está el fin de una generación de narcotraficantes, un largo fin que está acompañado del traslado de Rafael Caro a Estados Unidos y el juicio de Joaquín Guzmán allá mismo. No son los únicos pero sí los más relevantes.
Mirilla
(Corte) Otro futuro en juego es el del poder judicial en México. Quienes piensan que la definición es tan simple como conocer la composición de este poder que resultará de la elección es quedarse muy corto.
Con todos sus desaciertos, la reforma del poder judicial no es solo la elección, va mucho más allá. Cuando conozcamos la nueva composición de la Corte y de los tribunales esta misma semana, tendremos apenas una primera fotografía de lo que será realmente el mayor desafío: recomponer un poder judicial fallido en México, con innumerables asignaturas pendientes (PUNTO).
Artículo publicado el 01 de junio de 2025 en la edición 1166 del semanario Ríodoce.