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Cancelación de visas a funcionarios, críticas de Sheinbaum y tensiones comerciales evidencian colapso del discurso oficial sobre una relación fluida.

Se desmorona “diálogo de alto nivel” entre Sheinbaum y Trump
Captura de pantalla de la transmisión del 14 de mayo de 2025.

Los Ángeles PressMiércoles, 14 de Mayo del 2025

La actitud de Sheinbaum este miércoles evidenció que no hay la comunicación amplia y directa que presumía todavía hace un mes.

Sheinbaum reprochó a Estados Unidos la negociación que habría llevado a la entrega de los 17 miembros de la organización criminal de Joaquín El Chapo Guzmán.

Cortesía/Los Ángeles Press

La actividad de este miércoles 14 de mayo en Palacio Nacional evidenció que la narrativa oficial sobre una comunicación fluida y sólida con Estados Unidos, promovida hasta hace apenas un mes, ha comenzado a resquebrajarse. Incluso podría decirse que nunca existió en los términos que se planteaban, y que era más bien una expresión de deseo que una realidad política concreta.

En su conferencia matutina, la presidente Claudia Sheinbaum criticó la insinuación —filtrada en medios estadounidenses— de aplicar un impuesto del cinco por ciento a las remesas enviadas desde Estados Unidos al extranjero. No está claro si la medida apuntaría específicamente a México o tendría un carácter más amplio, pero el simple hecho de que la propuesta haya sido retomada en la agenda pública encendió alarmas.

La declaración de Sheinbaum marca un viraje evidente respecto al tono previo de “diálogo constructivo”. En lugar de minimizar las tensiones, ahora se reconoce públicamente que hay señales preocupantes de deterioro en la relación bilateral.

Tampoco es claro si Donald Trump efectivamente asumirá una posición así, pues existe la experiencia reciente con los aranceles descomunales que impuso a China y que, en poco más de un mes, se redujeron de manera sustantiva, e incluso se reestablecieron algunas de las exenciones de aranceles a las importaciones menores a los 800 dólares.

En todo caso, lo que quedó en evidencia en Palacio Nacional es que la estrategia del gobierno de México de negar que hubiera un problema en la comunicación con Trump y sus colaboradores terminó por salir a la luz, pues hasta ahora el gobierno mexicano no ha podido explicar la cancelación de la visa estadounidense a la gobernadora Marina del Pilar Ávila ni la de su esposo o los rumores que circulan en Ciudad Victoria, Tamaulipas, y en la Ciudad de México de que lo mismo ocurrirá en los próximos días con el gobernador Américo Villarreal.

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Desde que se supo del triunfo de Trump en la primera semana de noviembre, México jugó la carta de que todo estaba bien y que habría manera de construir acuerdos con el entonces recién electo presidente. Todo lo contrario de la posición asumida por el gobierno de Canadá que de inmediato hizo ver los riesgos que planteaban al Tratado México-Estados Unidos-Canadá, el así llamado TMEC, las posiciones en materia de aranceles de Trump.

En paralelo, Canadá adoptó un enfoque preventivo frente a Trump, como lo dejó claro el primer ministro Mark Carney al presentar su nuevo gabinete, ayer martes. Insistió en algo que viene diciendo desde antes de asumir el cargo, primero como sucesor de Justin Trudeau y ahora como primer ministro por su propio derecho: Estados Unidos viola el tratado que el propio Trump firmó con Andrés Manuel López Obrador y Trudeau.

Las entrevistas que Carney concedió a la prensa de su país, que se transmitirán completas durante el fin de semana, dejaron ver también las diferencias que hay en la manera en que se interpreta el futuro del TMEC.

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Mientras que el lunes, Marcelo Ebrard, el secretario de Economía de México, dijo que la renegociación del TMEC iniciará este mismo año, en Ottawa, Carney se decantó por la idea de que primero tendrán que ocurrir negociaciones por sectores, pues su gobierno ha insistido repetidamente en el hecho que Estados Unidos mantiene los aranceles por el fentanilo, la migración, así como los que fijó al aluminio y el acero, apenas matizados por algunas exenciones.

Como sea, este miércoles, emergió la nueva narrativa del gobierno de México sobre la relación con Estados Unidos que incluyó, desde luego, la idea de presentarse a sí mismo como víctima de embates de sus enemigos. Fue en ese sentido que Sheinbaum reprochó al Partido Revolucionario Institucional los señalamientos que hizo acerca de las razones por las que Estados Unidos canceló la visa de la gobernadora Ávila.

Sheinbaum repudió la idea de que se excluya a Ávila de las reuniones del gabinete de seguridad hasta que no se aclaren las razones por las que se le canceló la visa.

Un poco antes, Sheinbaum había salido a la defensa de Ávila al tiempo que expresaba también que desconocía las razones por las que los familiares de Joaquín Guzmán Loera, llamados “Los Chapitos”, habían decidido entregarse a las autoridades de Estados Unidos; sin embargo, el mismo abogado de los Guzmán afirmó a los medios que las negociaciones de la familia con la Administración Trump se habían iniciado desde enero.

Incluso Sheinbaum, en sentido opuesto al antiguo discurso del “diálogo de alto nivel”, la “coordinación sin subordinación” dejó ver qué tan profundo es el abismo que separa a la Casa Blanca del Palacio Nacional, pues le reprochó a Estados Unidos el que negocie con quien ella ahora identificó como “terroristas”.

Sheinbaum dijo que “Estados Unidos tiene que informar” sobre esa entrega de 17 miembros de la organización criminal de la familia Guzmán, aunque no es claro qué tan acertado sea el uso del verbo tener en esa frase.

En todo caso, su uso confirma que la idea de que había “diálogo de alto nivel” era más un deseo del gobierno de Sheinbaum, que una realidad práctica, concreta.

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También obliga a reconsiderar lo que dijo Trump recientemente acerca de la actitud con la que Sheinbaum confronta a las organizaciones criminales en México. El presidente de Estados Unidos dijo que su contraparte mexicana tenía miedo de actuar, cosa que Sheinbaum refutó y atribuyó, como solía ser el caso hasta hace unos días, a la “manera de comunicar” de Trump.

Como sea, Sheinbaum dejó abierta la puerta a alguna conciliación con Washington, pues dijo que “aunque habrá momentos en que haya diferencias prevalece el diálogo,” idea que contrasta con su llamado a que le informen que está muy lejos de satisfacer el gobierno de Estados Unidos.

Debe recordarse que en el último tramo del gobierno de Joe Biden, la propia Sheinbaum reprochaba la actitud de Estados Unidos por el arresto de Ismael Zambada, el así llamado Mayo. Los reproches fueron tales que el entonces embajador de Washington, Ken Salazar, se despidió de México con un mensaje más bien amargo acerca de la indisposición de México a reconocer la magnitud del problema que plantean organizaciones criminales como las del así llamado Cartel de Sinaloa.

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En otros temas, Sheinbaum insistió en que la nueva ley de telecomunicaciones no impondrá censura y que, según ella, el artículo que motivó protestas ya se eliminó.

En lo que hace a la crisis por el gusano barrenador, Sheinbaum se mostró poco dispuesta a un cierre total de la frontera sur de México por las dificultades que plantearía tomar una medida que rompería las dinámicas de integración comercial que también existen entre mercados de América Central y México.

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