



El Libro de Thoth: El Texto Maldito Que Prometía el Poder Total y Fue Sepultado Por el Miedo
Por Cuauhtémoc Villegas
El eco de una civilización perdida vibra en cada relato sobre El Libro de Thoth, el legendario texto egipcio que, según las crónicas antiguas y los ocultistas modernos, contenía el secreto del poder ilimitado. Un manuscrito que enseñaba a mirar al Sol sin cegar, a comunicarse con las bestias, a resucitar a los muertos, y a gobernar el cielo y la tierra. Demasiado peligroso para existir, dicen sus detractores. Y sin embargo, como un espectro, siempre regresa.
Jacques Bergier, en su obra Los libros condenados, traza un mapa oscuro de esta reliquia maldita. Según los textos más antiguos, Toth —dios de la sabiduría y la escritura— legó este libro a los faraones y sacerdotes, quienes lo copiaron en papiros y lo ocultaron en cofres de oro, plata y bronce, sumergidos en las aguas del Nilo.
El príncipe Neferkaptah, cegado por la ambición, lo encontró y desató su maldición: su esposa e hijo murieron, y él mismo fue sepultado con el libro entre sus manos. No fue el único: Kanuas, hijo de Ramsés II, también poseyó el libro y supuestamente lo quemó. Pero como narran los papiros, “el libro, nacido del fuego, es incombustible”.
A lo largo de los siglos, este texto prohibido resurge bajo otros nombres. En Alejandría, los textos herméticos como el Asclepius y el Poimandres retoman su sombra, hablando de dioses fabricados por los hombres con poder para hacer el bien o el mal. En la Edad Media, circuló la leyenda de que el conocimiento secreto del libro fue codificado en los tarots, ese misterioso mazo de 78 cartas que, según algunos, es el “índice” vulgarizado del libro sagrado egipcio.
Bergier revela un patrón siniestro: toda persona que afirmó poseer el Libro de Thoth terminó enfrentando desgracias o muertes misteriosas. Se dice que los Hombres de Negro, una sinarquía oculta desde tiempos faraónicos, velaron para que estos secretos nunca se divulgaran, temiendo que el conocimiento pueda destruir la civilización misma.
Más allá de la leyenda, lo cierto es que en las ruinas de Alejandría, en las estelas y en las pirámides, persisten enigmas que la arqueología oficial apenas se atreve a tocar. ¿Fue el Libro de Thoth un compendio real, precursor de la alquimia, la ciencia esotérica y la psicología avanzada? ¿O es solo un mito que nos recuerda que hay saberes tan poderosos que la humanidad aún no está preparada para ellos?
Hoy, la historia del Libro de Thoth sigue viva, alimentando teorías, novelas y el deseo eterno del hombre por alcanzar lo divino, aunque el precio sea la destrucción.