



Luego de la fractura entre Mayos y Chapos, ambas facciones han incluido las nuevas tecnologías para realizar ataques
Cotesía/Ríodoce/Miguel Ángel Vega
Los llamados punteros, que hasta hace apenas unos meses se mantenían fijos en intersecciones y en puntos estratégicos para reportar la presencia de convoyes militares o movimiento de personas extrañas en Culiacán, hoy son una especie en extinción. De acuerdo a fuentes allegadas a las facciones de La Chapiza y La Mayiza, los punteros están siendo reemplazados con drones.
Incluso, los llamados “caballitos”, que se movían en motos tras los militares que patrullaban las calles de Culiacán y de una manera, incluso “descarada”, en palabras de quienes los miraban seguir las camionetas de soldados o marinos y hacían los reportes a través de radios walky talkies, han desaparecido. O como explicara un sicario con conocimiento de causa, “los han matado”.
“Lo que se dice es que, cuando estalló la guerra entre Chapiza y Mayiza, los punteros fueron los primeros que se fueron. La Mayiza entró, y los ubicaba y luego los levantaban, los torturaban para que soltaran información, y los mataban. Así se fueron acabando”, explicó el sicario, quien por motivos de seguridad, solicitó no se revelara ni su identidad ni el grupo al que pertenece.
Al ser los punteros los blancos más visibles para el grupo rival, ambas facciones determinaron reemplazarlos por drones. Incluso, los “caballitos”, que habían resultado efectivos para vigilar a los militares, también fueron remplazados por artefactos voladores.
“La forma en que operan los drones punteros es que, se hace un reporte de soldados o del grupo rival, los suben, los mandan para que chequen cuántas camionetas vienen de los contrarios, o de gobierno, porqué calles o qué caminos toman, dónde se detienen, cuántos monitos son, y así la clica se va preparando, o si pueden, se mueven”, explicó otro sicario consultado para esta investigación.
Pero los drones, no sólo se convirtieron en un reemplazo de punteros y artefactos de vigilancia para ambos cárteles, sino también un arma de ataque, pues según explicaron los mismos sicarios consultados, y de acuerdo a reportes de Sedena, tanto la Chapiza como la Mayiza, están utilizando drones para atacarse entre ellos, y en algunos casos a militares que están cerca de donde se encuentran algunos de los jefes.
“Los drones con explosivos traen un mecanismo que es como una pinza, que funciona de manera electrónica y es manejada por el operador, que lo único que hace es picarle al botón cuando ubica al objetivo, y la pinza suelta lo que traiga, que puede ser una granada, o un mortero, o bombas hechizas, que preparan con dinamita, c4 y una plastilina especial”, explicó.
Según testimonios hecho por personas que operan estos artefactos, los drones llegan a ser del tamaño de la caja de una camioneta doble rodado, y puede almacenar hasta ocho explosivos lo suficientemente potentes como para destruir un vehículo.
Primero por tierra; después el ataque aéreo
Las personas consultadas, ambas de grupos distintos y aparentemente desconocidas unas de las otras, explicaron que si bien los drones punteros son enviados por delante para explorar la zona, al momento de un ataque, los jefes de célula envían primero a la infantería, es decir, un ataque por tierra para levantar a un contrario o atacar una casa de seguridad, pero van seguidos por hasta tres drones para acabar o al menos detener al grupo contrario, o al mismo gobierno.
“La gente se tiene que defender. Y nadie quiere ni que lo maten ni que lo refundan en el bote. Entonces la clica se prepara. Y los drones funcionan muy bien para eso: vigilan y atacan, y no se pone en riesgo a su propia gente”, dijo el primero de los sicarios consultados.
Los drones con explosivos no eran operados en Culiacán. En tiempos donde los convoyes de sicarios se movían por las calles de Culiacán y sus alrededores con total libertad en tiempos de relativa paz, los drones eran usados únicamente como un artefacto de apoyo que complementaba el trabajo de los punteros y de los llamados “caballitos”.
La fractura entre las facciones de los Chapos y Mayos cambió el modus operandi de ambos grupos criminales, volviendo los drones de ataque como la punta de lanza para ambas organizaciones criminales. Sin embargo, los drones con explosivos se han utilizado por más de 20 años en zonas donde hay un conflicto entre dos o más cárteles, como fue el caso de Michoacán, Guerrero y Tamaulipas, que tienen décadas peleando por el control del territorio.
Pavel Ulianov Guzmán, coordinador del Consejo Supremo Indígena de Michoacán, explicó que ellos tienen conocimiento del uso de drones con explosivos desde 2007, pero que no fue sino hasta el año siguiente, en 2008, cuando el mundo supo que los grupos criminales de la región se estaban matando vía aérea.
“El antecedente más relevante del uso de explosivos ocurrió en la zona de Tierra Caliente, en Michoacán, en 2008, cuando ocho personas fueron muertas, y fue que nos enteramos que los grupos criminales usaban drones con explosivos, no sólo para atentar contra los pueblos indígenas, sino para intimidarlos y vigilarlos”, dijo Ulianov Guzmán, durante una llamada telefónica.
En Culiacán, al menos las fuentes consultadas, señalaron que este artefacto era usado para monitorear el territorio, pero que el uso bélico habría empezado a partir del secuestro de Ismael el Mayo Zambada, aunque no sería hasta los meses de octubre y noviembre de 2024, aproximadamente, cuando se detonó por completo.
“Yo no sé exactamente cuándo ni quién empezó a atacar con drones, lo que sí sé es que ahora hay cada vez más drones operando”, comentó el operador.
Los ataques con drones habrían alcanzado a dos militares, luego que el pasado 3 de abril, resultaran heridos tras ser atacados con drones cerca de La Limita, al este de Culiacán. Según el reporte, los militares patrullaban la zona y fueron atacados cuando se acercaban a una casa de seguridad, la cual habría sido asegurada por los elementos castrenses.
Diez días después de ese ataque, otros cuatro militares fueron heridos al ser atacados con drones. Este último ataque habría ocurrido cerca de la sindicatura de Imala, e inmediatamente después, los militares fueron llevados y atendidos en el hospital militar al interior de la Novena Zona Militar.
Desde entonces, las autoridades federales han prestado más atención a los ataques con drones, logrando asegurar vehículos y casas de seguridad donde aparentemente han encontrado explosivos.
Según reportes de SEDENA, hay registros de casi mil ataques con drones con explosivos en todo el país en los últimos cinco años, tanto a militares como a grupos civiles, y al cierre de esta edición, no había datos precisos sobre el número de ataques hechos con drones en Sinaloa, a partir de la guerra al interior del llamado Cártel de Sinaloa.
Artículo publicado el 27 de abril de 2025 en la edición 1161 del semanario Ríodoce.