



Israel en la cornisa: bombas sobre Irán, fracturas internas y el eco de Gaza
Por Cuauhtémoc Villegas / Especial para Data2 y Objetivo7
Tel Aviv se levanta hoy sobre las ruinas de su propia narrativa. La madrugada del 13 de junio, el Estado de Israel desató un ataque aéreo fulminante sobre puntos neurálgicos del programa nuclear iraní, en lo que ya se conoce como la Operación León Ascendente. Fue una jugada letal, quirúrgica y sin permiso explícito de Washington. Pero mientras los misiles cruzaban el cielo, otra bomba estallaba en el interior de sus filas: decenas de oficiales de inteligencia se niegan a seguir combatiendo una guerra que califican de “eterna, ilegal y destructiva”.
🎯 Una ofensiva con cálculo de guerra total
Los blancos fueron claros: el complejo de enriquecimiento de Natanz, bases de misiles balísticos y una sede del poder duro iraní. Horas después, los canales cercanos al régimen confirmaban la muerte del general Hossein Salami, jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica, y varios científicos claves.
Benjamin Netanyahu lo celebró como un “golpe preventivo existencial”. Pero el mundo lo leyó como un manotazo de desesperación. Porque mientras las bombas caían sobre Isfahan y Shiraz, Gaza sigue abierta en carne viva. Las Naciones Unidas ya advierten que la franja se ha vuelto “inhabitable”, con casi un millón de desplazados atrapados entre ruinas y un hambre estructural.
💥 El colapso del alma militar

La verdadera grieta apareció al interior del aparato más temido: la Unidad 8200, élite de ciberinteligencia, núcleo de vigilancia y espionaje. Cuarenta y un oficiales firmaron una carta pública declarándose insumisos. La califican de guerra injusta, con blancos civiles deliberados, y advierten que las órdenes recibidas son ilegales bajo el derecho internacional. El documento es demoledor: “No estamos dispuestos a obedecer mandatos que prolongan la ocupación y sacrifican a los más pobres, tanto israelíes como palestinos.”
Se trata del mayor acto de desobediencia civil dentro del ejército desde la Guerra del Líbano. Y no son jóvenes objetores idealistas. Son los ojos y oídos del sistema.
🧨 Una coalición al borde del abismo
Internamente, el parlamento rechazó por poco una moción para disolver el gobierno. Netanyahu sigue, pero colgado del hilo de partidos ultraortodoxos que rehúsan enviar a sus jóvenes a combatir en Gaza mientras exigen bombardeos diarios. Es una hipocresía con olor a sangre: los que piden fuego, nunca mueren quemados.
📸 La imagen detrás del horror
La foto que acompaña este texto, obtenida libre de derechos desde Wikimedia Commons, muestra Gaza como un cementerio de concreto: torres colapsadas, una nube negra que no cesa, y niños entre los escombros sin saber si gritan de miedo o hambre. La estética no es un adorno, es un testimonio. Porque la guerra ya no tiene narrador: sólo ruinas que hablan por sí solas.
🔚 El precio del imperio en llamas

Israel pretendía enviar un mensaje de fuerza al mundo: su capacidad de ataque, su voluntad de supervivencia. Pero lo que ha logrado es mostrar las fisuras de su alma. En el sur, Gaza grita. En el este, Irán sangra. Y en el norte, sus propios soldados cierran los ojos y dicen: no más.
El León ha rugido. Pero tal vez ha rugido por última vez.