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Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.

El naufragio del porvenir: generaciones perdidas en la ignorancia mexicana

Cuauhtémoc Villegas Durán/Objetivo7/Data2

En una nación donde los cuerpos desaparecen y los nombres se borran, también se apaga silenciosamente la luz de las mentes. La tragedia de México no solo se mide en asesinatos o desapariciones, sino también en la catástrofe educativa que condena a sus niños y jóvenes a un porvenir ciego. Bajo los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, el sistema educativo ha transitado de la simulación al colapso. Y en ese descenso, se ha formado una generación que, aunque con acceso a tecnología, padece un empobrecimiento mental alarmante.

Educación básica: caída libre

Según el INEGI, en 2015 (con Peña Nieto en el poder), el 96.3% de los niños entre 6 y 11 años asistían a la primaria. Para 2022, esa cifra había descendido a 94.3%, y en comunidades rurales cayó hasta 91.2%. La SEP reconoce que al menos 5.2 millones de estudiantes abandonaron las aulas tras la pandemia. Sin embargo, el problema es más profundo que la deserción: es el analfabetismo funcional.

La prueba PLANEA 2019, realizada por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, reveló que el 79% de los alumnos de secundaria no puede resolver problemas matemáticos básicos ni comprender textos medianamente complejos. En 2022, la OCDE informó que México tiene uno de los peores niveles de comprensión lectora entre los países miembros. Con AMLO, la prueba PLANEA fue suspendida, eliminando uno de los últimos termómetros que medían el fracaso del sistema.

Universidades para el olvido

Las Universidades para el Bienestar Benito Juárez, proyecto estrella de López Obrador, fueron denunciadas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en su informe 2022 por operar sin infraestructura adecuada, sin planes de estudio consolidados y con docentes sin formación. En los hechos, muchas de estas “universidades” funcionan en salones prestados, casas abandonadas o construcciones inconclusas. Mientras tanto, el CONACYT fue desmantelado como órgano científico autónomo para volverse un aparato ideológico de la 4T, según denuncias de la comunidad académica y científica.

Un pueblo que ya no lee

La Encuesta Nacional sobre Prácticas y Consumo Cultural (ENLECULT) 2020 revela que solo el 41.1% de los mexicanos leyó al menos un libro ese año. En 2015, esa cifra era de 55%. Más grave aún: el 71% de los jóvenes entre 15 y 24 años prefieren contenidos de redes sociales a cualquier forma de lectura extensa. En un país donde el promedio de libros leídos por persona al año es de apenas 3.4, la lectura se ha convertido en una práctica marginal.

Se ha creado una juventud que memoriza memes pero no comprende la historia de su país; que defiende ideologías que no ha estudiado y que vive bajo el hechizo de una tecnología sin pensamiento crítico. Una masa moldeable y explotable.

La estafa de los programas sociales

El gobierno de la 4T presume becas como “Jóvenes Construyendo el Futuro”. Pero según el informe de México Evalúa (2023), el 54% de los jóvenes inscritos no desarrollan habilidades laborales reales. Muchos de los centros de trabajo son negocios fantasmas, y los beneficiarios ni siquiera asisten. En realidad, se trata de mecanismos de control electoral, no de formación educativa.

Comparativo de sexenios

En el sexenio de Peña Nieto, el presupuesto para educación fue de aproximadamente 3.7% del PIB. Con AMLO ha bajado a 3.2%. La 4T recortó en 2021 más de 10 mil millones de pesos al gasto educativo, según el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP). En 2023, la tendencia continuó: hubo recortes a nivel federal mientras se incrementaban otros rubros de gasto asistencial.

Mientras tanto, las universidades públicas como la UNAM, el IPN o la UAM han sufrido recortes reales en sus presupuestos, lo que afecta directamente la calidad y la cobertura. La educación indígena, técnica y superior, ha sido abandonada sistemáticamente.

Conclusión: un silencio de siglos

No se puede entender la violencia en México sin ver su raíz educativa. Un pueblo sin capacidad de leer, analizar o cuestionar, es un pueblo fácilmente sometido. En los salones de clase, se juega la verdadera soberanía de una nación. Lo que ocurre hoy es una tragedia a fuego lento: generaciones enteras que no podrán escribir su historia porque ni siquiera sabrán leerla.

La historia futura de México será escrita —si acaso— por los sobrevivientes de una ignorancia impuesta. Por quienes aún pueden pensar en voz alta, resistir desde la palabra, y recordar que sin educación, no hay país.

Este no es solo un fracaso del Estado. Es una derrota civilizatoria. Y, como toda derrota cultural, es silenciosa, pero terminal.


Fuentes:

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