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¿Cómo se mide a una persona en Guadalajara y en Barcelona dentro del colectivo?

1. Indicadores formales (educación, empleo, acceso cultural)

  • Guadalajara:
    • Se mide con base en el nivel escolar alcanzado (años de estudio, titulación).
    • También por su empleo o tipo de trabajo, muchas veces informal o mal pagado.
    • El acceso a espacios culturales suele ser limitado y no se valora socialmente como indicador de estatus o identidad.
    • La participación ciudadana es baja y la pertenencia a grupos sociales suele definirse más por vínculos familiares o de barrio que por intereses culturales o profesionales.
  • Barcelona:
    • Se valora el nivel educativo, pero con un enfoque en la calidad y capacidad crítica desarrollada.
    • El trabajo o profesión está ligado a la formación y la especialización, y también a la contribución social.
    • La participación activa en cultura, política o asociaciones civiles es una forma clara de medir el compromiso social y personal.
    • La pertenencia a grupos suele estar asociada a proyectos comunes, causas o identidades culturales o políticas.

2. Valoración social informal (comportamientos, lenguaje, gustos, valores)

  • Guadalajara:
    • Se mide por la manera en que una persona se expresa —el vocabulario que usa, su forma de vestir, sus gustos musicales o deportivos.
    • Las muestras de respeto o poder muchas veces se expresan a través de la violencia, el control territorial, la fama en redes sociales o la posesión de bienes materiales.
    • El pensamiento crítico o el diálogo profundo no se valoran, incluso son vistos como “raro” o “presumido”.
    • La espiritualidad se entiende a menudo desde una religión superficial o supersticiosa.
  • Barcelona:
    • El lenguaje, la educación y el respeto hacia las opiniones diversas son signos visibles de la posición social.
    • Los gustos culturales (lectura, cine, música clásica o alternativa) son formas de expresar identidad y pertenencia.
    • La reflexión, la ética y el debate público forman parte de cómo se mide la madurez y compromiso de una persona.
    • La espiritualidad o la ética laica son más complejas, valorando la coherencia y la autenticidad.

3. Impacto en el colectivo y la comunidad

  • Guadalajara:
    • El impacto se mide por la capacidad de influir en el grupo inmediato (familia, barrio), muchas veces a través de la violencia o el poder informal.
    • El liderazgo está ligado a la fuerza, la fama o la popularidad pasajera, no a la influencia cultural o moral.
    • La solidaridad suele ser familiar o de grupo muy cerrado.
  • Barcelona:
    • El impacto se mide por la capacidad de generar cambio social, cultural o político.
    • El liderazgo es más transparente y basado en la legitimidad de las ideas y acciones.
    • La solidaridad se expresa en movimientos sociales amplios, organizaciones civiles y participación comunitaria.

En resumen:

  • En Guadalajara, la “medida” de una persona dentro del colectivo se basa más en la apariencia, el poder informal y la pertenencia tribal que en la cultura, la reflexión o el compromiso social profundo.
  • En Barcelona, esa medida se orienta hacia la educación crítica, la participación cultural y política, y el impacto ético en la comunidad.

Este contraste explica en gran medida por qué las sociedades funcionan de modos tan diferentes, y cómo esa medición colectiva influye en la calidad de vida y el desarrollo humano.

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