Una organización católica de América Latina desestimó las raíces de sus fundadores en el grupo sectario El Yunque; ahora enfrenta una crisis.
Un desgarriate de agua bendita, la lucha en curso confirma las peores intuiciones sobre los riesgos derivados del comportamiento de grupos como El Yunque.
Por Rodolfo Soriano-Núñez
En los últimos meses, la Iglesia Católica latinoamericana ha sido testigo de intercambios inusuales. Acusaciones recíprocas de asociaciones con organizaciones secretas, supuestamente dedicadas a defender a la Iglesia Católica, han estado cruzando las redes sociales y los medios tradicionales, socavando una vez más la confianza en esa Iglesia.
Publicidad
Al hacerlo, lejos de reconocer su propio papel en la difusión de las noticias sobre sus conflictos y el tipo de acusaciones que intercambian, los miembros de la Academia de Líderes Católicos, de ahora en adelante la Academia, culpan repetidamente a los medios de comunicación.
Curiosamente, al hacerlo, recurren a los mecanismos tan comunes al abordar la crisis de abusos sexuales del clero: culpar a los medios, culpar a las víctimas, nunca aceptar la propia responsabilidad y, sobre todo: negar, negar y negar.
Este texto busca arrojar luz sobre el conflicto en torno a la Academia, una organización relativamente nueva en el mundo católico hispanohablante que, a mediados de la década de 2010, buscaba revitalizar la institución y las formas en que intenta conectar con un mundo cada vez más distante y menos piadoso.
Pudieron aprovechar las limitadas oportunidades de crecimiento en las actividades de participación religiosa durante la pandemia, pero ahora se encuentran en una lucha consigo mismos, en una “crisis difícil”, como lo describió el propio presidente de la Academia, Rocco Buttiglione, en una carta enviada a la mayoría de los obispos católicos de habla hispana y portuguesa.
Los Ángeles Press tuvo acceso a algunas de estas cartas, incluyendo la enviada al arzobispo de Bogotá, Colombia, cardenal Luis José Rueda Aparicio.
Carta de Buttiglione.
Buttiglione, figura clave en las guerras culturales de Juan Pablo II, ofrece un relato detallado de los excesos del Yunque y sus actitudes sectarias al hablar de sus orígenes:
“El Yunque es una asociación mexicana fundada en 1953, durante un período en el que la libertad religiosa en México estaba severamente limitada. Sus miembros debían mantener su afiliación en secreto y a menudo se infiltraban en otras organizaciones legales, intentando guiarlas hacia un proyecto de reconquista católica conservadora”.
Es el propio Buttiglione quien describe y enfatiza en cursiva la naturaleza del proyecto del Yunque como uno de “reconquista católica conservadora”.
Buttiglione suaviza sus críticas al afirmar: “Tras el regreso de un régimen democrático y la libertad religiosa en México, El Yunque inició un proceso de transformación que incluyó el abandono del secretismo y la asimilación de la reforma conciliar”. También reconoce que “el desarrollo de este proceso es desigual”.
Aunque Buttiglione afirma que él y la Academia mantienen la calma con respecto al Yunque, reconoce que los miembros del Yunque pueden ser al menos “agresivos”:
“La Academia no busca conflictos con nadie; se defiende si la calumnian y defiende al papa y a los obispos que se unen a él si son atacados. En cuanto a El Yunque, se somete al juicio de la autoridad eclesiástica local. Cuando El Yunque es agresivo y los obispos lo condenan, la Academia hace lo mismo. Cuando El Yunque dialoga con los obispos, la Academia no se enfrenta a El Yunque”.
Además, reconoce lo que parece ser una tensión irresoluble con el Yunque, al decir:
“En cualquier caso, nos cuidamos de no ser infiltrados ni explotados por El Yunque ni por ninguna organización secreta”.
Si el Yunque fuera una organización libre de tendencias sectarias, una organización en la que se pudiera confiar, ¿por qué habría necesidad de evitar su infiltración y explotación?
La Academia emergió como un actor clave en el mapa del catolicismo hispano y portugués en 2014, cuando Buttiglione, en septiembre de 2014, ofreció una entrevista a Real Clear Religion. Allí desestimó la comprensión de Francisco sobre el capitalismo cuando su entrevistador, Nicholas G. Hahn III, entonces miembro del equipo de ese medio planteó la siguiente pregunta:
“Hahn: ¿Qué teología de la liberación influye en Francisco?
“Buttiglione: No es marxista. Políticamente, es justicialista. Los occidentales podrían llamarlo populista. El justicialismo en Argentina ha sido un movimiento formidable, que le ha dado por primera vez al pueblo la idea de que tiene dignidad. Son anticapitalistas y antimarxistas. Existe un modelo anglosajón de capitalismo, que es el “hombre hecho por sí mismo”. Eso es estadounidense. Pero eso no es capitalismo en Argentina. El capitalismo allí se da cuando unas pocas personas utilizan los contratos otorgados por el Estado sin correr el riesgo del mercado, ganan enormes cantidades de dinero y oprimen a otros. Es un capitalismo creado por el Estado.
“Si pudiera sugerirle al papa Francisco la lectura de un libro, le sugeriría La contrarrevolución de la ciencia: Estudios sobre el abuso de la razón de Friedrich Hayek (una edición completa en PDF gratis en inglés del texto de Hayek está disponible aquí). Esto podría ayudarle”.
La entrevista de Buttiglione está disponible, sólo en inglés, aquí.
Incluso si se le da la razón a Hahn en su pregunta argumentativa sobre el papa Francisco y la Teología de la Liberación, Buttiglione asumió que Jorge Mario Bergoglio desconocía la obra de Hayek.
Podría ser que Hahn, Buttiglione o ambos fueran más matizados en su diálogo, pero la versión publicada de la entrevista va desde un intercambio informal sobre las críticas de Juan Pablo II a peligrosos teólogos de la liberación hasta una actitud similar de Buttiglione contra Bergoglio y su comprensión de la economía.
Fue en esa época cuando nació la Academia y, a pesar del desdén de Buttiglione hacia el “Papa peronista”, Bergoglio consideró oportuno reciclar al exmiembro del Parlamento italiano, dándole la oportunidad de participar en la creación de la Academia de Líderes Católicos y en otras tareas como lo describe el propio Buttiglione en su carta.
Unas semanas después de la entrevista, el 29 de diciembre de 2014, la Academia se registró como organización sin fines de lucro, con el cardenal chileno Jorge Arturo Medina Estévez y el laico mexicano José Antonio Rosas Amor como sus principales fundadores.
Medina Estévez, ya fallecido, era entonces, a los 87 años, obispo emérito de Valparaíso, Chile, y prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Curia Romana. Rosas Amor es de nacionalidad mexicana aunque pasa parte de su vida en Chile.
La Academia logró el apoyo de varias universidades chilenas, entre ellas la Pontificia Universidad Católica de Chile y la llamada Universidad Finis Terrae, la universidad local de la orden mexicana, la Legión de Cristo.
Sus objetivos, como se describe en los tres folletos en PDF disponibles en su sitio web, son formar a laicos católicos para que se conviertan en líderes en la sociedad, la política y la economía, guiados por los principios cristianos y la Doctrina Social de la Iglesia.
Buscaban desarrollar una nueva generación de líderes católicos comprometidos con el bien común y la transformación social mediante una serie de cursos (descritos aquí) y otras actividades regulares y especiales.
Además de su énfasis en la transmisión de la Doctrina Social de la Iglesia, priorizaron la evangelización política y el servicio a los pobres y excluidos. Buscaban convertirse en un centro líder de formación en la Doctrina Social de la Iglesia en América Latina, promoviendo la comunión con la Iglesia, el liderazgo como servicio y el compromiso político por el bien común.
Al hacerlo, a diferencia de las organizaciones católicas en América Latina, reconocieron la necesidad de identificar el pluralismo, la interdisciplinariedad y la profesionalidad como valores a seguir.
En lo que respecta a México, lograron organizar reuniones con líderes de los tres partidos principales, incluyendo el partido gobernante Morena o Movimiento de Renovación Nacional, Acción Nacional (PAN) y el PRI. En otros países latinoamericanos, organizaron reuniones similares, al tiempo que desarrollaban actividades en toda la región dirigidas a jóvenes, maestros, empresarios, periodistas y líderes sindicales.
A diferencia de otros grupos católicos activos en el mundo angloparlante, demasiado interesados en enfatizar sus desacuerdos con el papa Francisco, la Academia destacó con frecuencia su lealtad y cercanía con el papa Francisco y los obispos de sus países.
Aunque nunca intentó convertirse en una orden ni en un “nuevo movimiento religioso”, las biografías de muchos de sus miembros se asemejan a las de los miembros del recientemente extinguido Sodalicio de Vida Cristiana peruano o del Opus Dei español, y —como afirma la carta de Buttiglione— a las del Yunque mexicano.
Otras partes de la carta de Buttiglione buscan revelar su propia relación con el Yunque mexicano. Dice:
“Para completar, les contaré ahora sobre los contactos que he tenido personalmente con El Yunque:
“1. Mi hija se casó con un joven mexicano, hijo de uno de los líderes de El Yunque en los últimos años. Se trata de Francisco (Xavier) Salazar (Sáenz), a quien conocí como político del PAN (Partido Acción Nacional) y luego secretario (del Trabajo) del presidente (Vicente) Fox. Es una persona de integridad impecable, cuya honestidad y fidelidad al papa nunca ha sido cuestionado por nadie.
“2. Durante mi campaña en defensa del papa Francisco contra las acusaciones de haber traicionado la doctrina católica con la exhortación apostólica Amoris Laetitia, me reuní con los líderes de El Yunque para explicar Amoris Laetitia y la continuidad sustancial (aunque con legítimas diferencias) entre san Juan Pablo II y el papa Francisco. Creo que mi misión tuvo un éxito sustancial porque El Yunque no se unió a los ataques contra el papa, salvo algunos sectores marginales en la polémica, incluso con las autoridades centrales del propio El Yunque”.
Una vez más, el propio Buttiglione reconoce, por un lado, su cercanía a los familiares de miembros de esa organización y, por otro, cómo algunos de sus miembros están dispuestos a atacar al papa Francisco, aunque Buttiglione minimiza el alcance de esos ataques.
Para comprender mejor las actitudes detrás del Yunque y organizaciones similares en otros países latinoamericanos, es necesario observar el prolongado conflicto Iglesia-Estado en México, ya que impulsó una organización secreta dispuesta a hacer lo que el propio Buttiglione describe en su carta sobre la crisis en la Academia.
Un informe de 2001, disponible en inglés aquí, elaborado por el Departamento de Estado de Estados Unidos sobre la historia de las relaciones Iglesia-Estado en México, resume el problema de la siguiente manera:
“Después de la independencia (…), la vasta riqueza e influencia política de la Iglesia impulsaron un poderoso movimiento anticlerical que encontró expresión política en el Partido Liberal.
“La Iglesia Católica se opuso a las políticas del gobierno liberal y apoyó a los conservadores rebeldes a mediados del siglo XIX. Posteriormente, dio la bienvenida a la ocupación francesa del país. A principios del siglo XX, la colaboración de la Iglesia con Porfirio Díaz le valió la enemistad de los vencedores de la Revolución.
“En consecuencia, se incorporaron a la Constitución severas restricciones a los derechos de la Iglesia y el clero. El intento del gobierno federal de imponer dichas restricciones provocó una revuelta abierta de campesinos católicos y una violenta represión gubernamental durante la Rebelión Cristera de 1926-1929.
“Las tensiones entre la Iglesia y el Estado disminuyeron después de 1940. Sin embargo, las restricciones constitucionales se mantuvieron incluso cuando su aplicación se volvió progresivamente laxa. En 1992, México restableció relaciones diplomáticas con la Santa Sede y levantó la mayoría de las restricciones a la Iglesia Católica, otorgando a todos los grupos religiosos personería jurídica, derechos de propiedad limitados y eliminando las restricciones al número de sacerdotes. La ley sigue exigiendo una estricta separación entre la Iglesia y el Estado”.
La efectividad de esta “separación estricta” es objeto de debate, ya que ofrecía poca o ninguna protección contra el abuso sexual por parte del clero. Las víctimas mexicanas sufren la misma, e incluso mayor, revictimización que las víctimas de países donde dicha separación no existe (Perú), o donde fue mucho menos ambiciosa (Chile), o donde es un fenómeno más reciente (Argentina).
Peor aún, lejos de fomentar el surgimiento de una sociedad civil católica activa, permitió la intensificación de los aspectos más negativos del clericalismo: el control extremo del clero sobre los laicos.
La peculiar combinación de la ley escrita mexicana, poco realista, sumada a los tratos de la Iglesia Católica (Roma y los obispos mexicanos) con el gobierno mexicano, fomentó, paradójicamente, el desarrollo de organizaciones imbuidas de un comportamiento sectario, más que dispuestas a difundir la idea de una traición de Roma.
Aquí es necesario añadir otra capa de complejidad, derivada de las enseñanzas antimodernistas de Pío X. Son relevantes ya que para muchos católicos mexicanos, la Guerra Cristera y sus secuelas, la subyugación de su Iglesia, fue la concreción de las advertencias de Pío X contra el “Modernismo”, como se describe en Pascendi Dominis Regis, una encíclica de 1907.
En lugar de construir una salida creativa a su difícil situación, los católicos desarrollaron una visión conspirativa de la historia mexicana y mundial, donde la “traición”, la conspiración y la sumisión al dictado estadounidense fueron la clave para cualquier éxito o fracaso. Estos católicos buscaron hacer realidad la Pascendi de Pío X obsesionados con maquinaciones para establecer todo tipo de controles estrictos sobre lo que los católicos pueden leer, ver o pensar, a fin de evitar errores “modernistas”.
Curiosamente, la encíclica Pascendi Dominis Regis, como enfoque general de la comprensión del catolicismo de Pío X, deja poco o ningún espacio para que los laicos lideren procesos clave dentro de la Iglesia Católica. En ese sentido, lejos de permitir alguna solución al clericalismo y sus efectos negativos en la Iglesia Católica, pues Pascendi refuerza los peores apetitos del clero desdeñoso y abusivo, reacio a rendir cuentas a sus fieles.
Proposiciones clave en Pascendi, como la idea de establecer “consejos diocesanos de vigilancia” (no. 54 de la versión en español) para sancionar cualquier cosa que caiga dentro de la amplísima categoría “modernista” desarrollada por Pío X, la propia “síntesis de todas las herejías” era tan inalcanzable que ninguno de los sucesores de Pío X intentó jamás establecerlas.
La encíclica va más lejos. Antes, en los números 51 y 52 de la versión en español, Pío X elogia a los censores y llama abiertamente a establecer la censura de libros, periódicos y revistas, de modo que los católicos no puedan leer o ver lo que el Vaticano no desee.
Lo que el Yunque, como muchas otras asociaciones similares de fieles católicos radicales, intentaba lograr era ese nivel de vigilancia sobre los fieles sugerido, pero nunca aplicado por Pío X ni sus sucesores.
Incluso si uno está dispuesto a ver la propuesta de Pío X como un intento visionario de salvaguardar a su iglesia del modernismo, no hay constancia de una implementación consistente, mientras que sí hay evidencia de resistencia dentro de la Iglesia Católica y de las consecuencias negativas para ella de intentar seguir ese camino, ya que es extremadamente difícil imponer la pureza doctrinal en una institución grande y descentralizada que enfrenta complejas presiones internas y externas.
Con voz propia
El resultado de esta forma de entender la Iglesia Católica es el Yunque, también conocido como la Organización Nacional del Yunque, ahora oficialmente Organización para el Bien Común.
Aunque el Yunque ha intentado legitimar y normalizar su presencia en línea, perdiendo algunos de los aspectos más ásperos de su perfil, sólo conozco un sitio web donde se puede descargar su revista. Está disponible aquí.
Hay que estar preparado para las observar con cuidado su revista. Por un lado, una forja (el título que la dan a la revista) es donde los herreros usan yunques como herramientas para trabajar metales. No es casualidad que su revista se llame Forja, como tampoco lo es que su más reciente número elogie a Javier Milei mientras desestime a la mejor esperanza de Canadá para tener este año un gobierno conservador: Pierre Poilievre.
El problema es que, para los miembros del Yunque, Poilievre no es lo suficientemente conservador. Sólo tienen ojos para el líder político más radical de Canadá: Maxime Bernier, del Partido Popular. Como se afirma en el número más reciente de Forja, el Partido Popular de Canadá es el “único partido de derechas” en ese país.
Como me comentó un amigo canadiense por WhatsApp cuando le compartí la opinión del Yunque sobre las elecciones en su país: «Seguro que les gustan los perdedores».
Un aspecto que no se menciona en el resumen bastante optimista de Buttiglione sobre los orígenes del Yunque es la firme postura antisemita presente en sus documentos fundacionales, donde afirman luchar contra una “conspiración judeo-masónica-comunista”, al tiempo que insisten en su identidad católica.
A medida que dicha identidad cambió como consecuencia del reconocimiento de los numerosos errores del antisemitismo por parte del Concilio Vaticano II, los miembros del Yunque se encontraron cada vez más en desacuerdo con el llamado de Pío XII, Juan XXIII y, más aún, con el de Pablo VI a una renovación católica.
Sobre todo, debido a la decisión de Pablo VI de cambiar la Liturgia del Viernes Santo, eliminando la referencia al pueblo judío como “pérfido” y modificando el orden y el significado de las oraciones de ese día. Además de estos cambios en la liturgia de un día muy especial del año, se modificaron la misa diaria, eliminando el uso del latín y modificando la disposición de las iglesias, permitiendo que las mujeres se acercaran al altar, algo prohibido antes de Pablo VI y que, hasta el día de hoy, ha sido motivo de amargas confrontaciones con obispos que se niegan a aceptar que las mujeres sean lectoras, distribuyan la comunión o ayuden al ministro que preside en el altar.
Dada la dificultad de insistir una vez más en las tendencias antisemitas del catolicismo, la atención se ha centrado en las reformas litúrgicas introducidas por Pablo VI tras el Concilio, convirtiéndolo en blanco de los ataques de la extrema derecha.
En ese sentido, el Yunque estrechó sus vínculos con otras organizaciones hispanistas de ultraderecha, tanto en México como en España, y con otras con antecedentes, ideales y actitudes similares, como la brasileña Tradición, Familia, Propiedad, entre otras. Es a este tipo de “proyecto de reconquista católica conservadora” al que se refiere Buttiglione en su carta a los obispos sobre la crisis en la Academia.
El Yunque y otras organizaciones católicas han minimizado sus tendencias antisemitas durante los últimos 50 años, aproximadamente, pero artículos publicados en español y portugués en años anteriores hacen referencias frecuentes a dichas actitudes.
Hasta cierto punto, esto ha sido consecuencia del Concilio Vaticano II, pero también de leyes en países con una población católica significativa, como Alemania, Austria, Francia y, más recientemente, España, donde el antisemitismo y otras actitudes similares son activamente prohibidos por las autoridades.
Pero en países como México o Argentina, ediciones populares de Mein Kampf de Adolf Hitler o un clásico de la literatura antisemita como Los protocolos de los sabios de Sión están disponibles en quioscos y en librerías físicas y virtuales, como lo demuestran este enlace a la librería Gandhi en la Ciudad de México y este otro a la librería Waldhuter en Buenos Aires.
Un informe avalado por la arquidiócesis de Toledo, España, en 2010, señala en la página 5 las actitudes antisemitas de uno de los fundadores originales del Yunque, Ramón Plata Moreno. El informe está disponible en formato PDF aquí, en Scribd. Otra fuente considera que el antisemitismo es un factor que une a las organizaciones católicas de extrema derecha en Argentina y México.
Mario Virgilio Santiago Jiménez describe los vínculos entre el Movimiento Nacional Tacuara de Argentina y el Yunque mexicano, entre otras organizaciones latinoamericanas que tuvieron al sacerdote argentino Julio Meinvielle como figura destacada:
En la base del entramado ideológico de los grupos y el sacerdote se encontraba la vertiente integral-intransigente hegemónica en la jerarquía eclesiástica hasta el Concilio Vaticano II (1962-1965). Claramente antimoderna, dicha postura se convertiría en el puente entre los sujetos en cuestión y el pensamiento conservador decimonónico, adquiriendo durante las primeras décadas del siglo XX un papel de bisagra ante otros universos ideológicos, como el nacionalismo argentino, el fascismo y el hispanismo o, posteriormente, el antiimperialismo. Ello permite explicar la asimilación de la idea de una «conspiración judeo-masónica-comunista» para imponer la modernidad y derrocar la civilización cristiana, presente en el discurso de varios clérigos y transmitida en publicaciones como Los protocolos de los sabios de Sión o El judío, de Meinvielle.
Incluso las historias relativamente nuevas sobre conflictos y acusaciones mutuas de comportamiento sectario y afiliación previa a El Yunque no son realmente nuevas. En 2016, Religión Digital, un medio español, publicó una noticia similar sobre el papel que El Yunque y otras organizaciones cercanas al “proyecto de reconquista católica conservadora” desempeñaban en la Academia.
La noticia disponible aquí es diferente sólo porque se limita a Chile, pero los patrones son similares.
Dos años antes, en 2014, Periodista Digital, un medio de España, daba cuenta de la intervención del entonces presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, el cardenal Claudio Maria Celli, quien de manera inequívoca condenó a sitios de internet “que muerden en lugar de dialogar”.
Abundó hablando de cómo, en nombre de “un catolicismo ideologizado vierten odio, descalificaciones, al tiempo que se erigen en guardianes de la ortodoxia integrista”.
Incluso Celli debió recordar a los asistentes en una actividad en Lima, la cuna de ACI Prensa, el sitio de Internet ahora vinculado a la estadunidense EWTN y en ese entonces todavía parte del emporio del Sodalicio de Vida Cristiana, que “la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”. El texto está disponible aquí.
Y aunque el antisemitismo se haya podido minimizar recientemente en algunas de estas organizaciones sectarias, existe el problema del control que ejercen sobre sus miembros.
José Rico Pavés, actual obispo de Jerez de la Frontera, concedió en 2015 una entrevista a Aleteia. En esa ocasión Rico Pavés dijo:
«La pertenencia a El Yunque desencadena un círculo vicioso del que es imposible escapar. Quienes se unen a una organización secreta mediante juramento tarde o temprano tendrán que recurrir al engaño para mantener su membresía en secreto. El engaño, aunque se disfrace de ‘reserva’ o ‘discreción’, siempre es engaño e inevitablemente generará sospecha y desconfianza. Cuando se rompe la confianza, surge la división».
«Desafortunadamente, esta es la secuencia que se repite siempre dondequiera que haya miembros de El Yunque: engaño, desconfianza y división. Es imposible que el Reino de Cristo en el mundo se establezca —como El Yunque afirma buscar— recurriendo al engaño, sembrando la desconfianza y provocando división entre los miembros de la Iglesia. La existencia de El Yunque es consecuencia de una comprensión errónea de la Iglesia y del papel de los laicos como apóstoles.
«Si analizamos más a fondo el juramento, los métodos de reclutamiento, las pruebas que los miembros deben superar para demostrar su lealtad a sus superiores, etc., descubrimos que nada de esto se asemeja a la identidad y la misión de los fieles laicos cristianos en la Iglesia».
En ese sentido, la pregunta ineludible es qué hará Roma con la Academia. Lo primero sería reconocer que no se trata de una novedad. Es un viejo relato que se repite como un bucle, como un rizo. Y aunque en 2016 José Antonio Rosas fue acusado por la periodista chilena responsable de la noticia, y ahora es él quien alerta sobre el ataque a la ODUCAL, es imposible asumir que Roma puede permanecer al margen de este asunto.
Como suele ocurrir con el nombramiento de obispos, es evidente que algo falla en los procesos de selección para estos y otros nombramientos. Francisco parece estar demasiado dispuesto a ofrecer segundas e incluso terceras oportunidades a quienes ponen en riesgo a su Iglesia, su nombre y el bienestar de los fieles.
Pero para mí está claro que no se trata sólo del papa. Existe el caso reciente del ahora arzobispo emérito de Lima, Juan Luis Cipriani Thorne, quien aparentemente fue objeto de una especie de “castigo” bastante leve, el proverbial jalón de orejas del papa después de que una víctima de abuso sexual por parte del clero denunciara su caso a una autoridad competente de la Iglesia Católica.
Como consecuencia, Francisco “castigó” a Cipriani enviándolo a vivir a una de las casas del Opus Dei en España. Una “medida” similar a la que Benedicto XVI tomó con Marcial Maciel tras su elección en 2005, aunque al menos con Maciel el mundo conocía el “castigo”.
Con Cipriani, nadie lo sabía. Cuando Francisco estaba a punto de enfermar e ingresar en el Hospital Gemelli, Cipriani consideró oportuno regresar a Perú para volver a jugar a ser el “príncipe de la Iglesia” en los círculos de poder, recibiendo algún premio de su compañero del Opus Dei, el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga.
Los obispos de Perú necesitaron más de dos meses para expresar una tímida condena por el desafío de Cipriani a la autoridad del papa. Lejos de reconocer cualquier irregularidad, Cipriani siguió el procedimiento habitual de los depredadores y se hizo la víctima de un papa “despótico” que sólo recibió apoyo de los obispos peruanos dos meses después, como lo demuestra la publicación en sus redes sociales luego de este párrafo.
Lo presenciado en las últimas semanas en algunos medios mexicanos y españoles no es una historia nueva; es la repetición, para un público relativamente nuevo, de un relato bastante antiguo sobre cómo operan las sectas destructivas y el riesgo que enfrenta el catolicismo actual al apostar por el crecimiento como consecuencia del reclutamiento inspirado por un catolicismo antimodernista obsesionado con conspiraciones o, como algunos dicen ahora, conspiranoico.
Afortunadamente, el exdirector general de la Academia, José Antonio Rosas Amor, creó un sitio web donde se pueden consultar los documentos específicos que demuestran cómo y por qué denuncia a una organización que conoce muy bien, ya que fue miembro. El sitio web está disponible aquí.
Cabe destacar también que, después de que Rosas Amor hiciera sonar todas las alarmas a su alcance, la ODUCAL, la Organización de Universidades Católicas en América Latina y el Caribe tenía un nuevo aspirante a su presidencia. Además de Emilio Baños Ardavín, rector de la UPAEP mexicana, el actual rector de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, Brasil, Anderson Antonio Pedroso, también aspira al puesto.
Desconozco la dinámica de la elección en la ODUCAL, pero si la organización quiere disipar la idea de que el Yunque está a punto de tomar el control, Pedroso debería ser el próximo presidente. De lo contrario, la toxicidad de la larga relación de la familia Ardavín, una dinastía de la extrema derecha mexicana, con el Yunque también perjudicará a ODUCAL.
El clan Ardavín es un poderoso pilar de la derecha mexicana. En 2012, el medio mexicano Contralínea publicó un texto sobre Bernardo Ardavín Migoni, el patriarca del clan, disponible aquí.
Ardavín Migoni fue, de 2014 a 2024, rector de la Universidad Intercontinental de la Ciudad de México. Ahora jubilado, sigue siendo una figura influyente en la derecha política mexicana. Su esposa, María de los Ángeles Ituarte de Ardavín, ocupó un cargo en la UPAEP, y el propio Ardavín Migoni fue integrante de la Junta de Gobierno de esa universidad. Es tío de Emilio Baños Ardavín, rector de la UPAEP desde 2013.
De hecho, al menos en 2014, Ardavín Migoni y Baños Ardavín ocuparon posiciones en esa máxima autoridad de la UPAEP, como se puede ver en la página 160 del libro Autonomía universitaria. Génesis de la UPAEP, publicado por la propia universidad y disponible aquí, justo antes de que Baños Ardavín asumiera, meses después, como rector.
Ese mismo libro es relevante porque ofrece la primera explicación oficial por parte de la UPAEP de los orígenes y su relación con el Yunque. Desde la p. 37, el texto adelanta una explicación de los orígenes del uso del sustantivo yunque para hablar de organizaciones católicas secretas, a las que tratan de presentar como mártires de regímenes autoritarios o totalitarios. A partir de la página 44 ofrecen su interpretación de la relación que el Yunque tenía con el arzobispo de Puebla, Octaviano Márquez Tóriz (1904-75), y su obispo auxiliar, Emilio Abascal Salmerón (1904-79).
Aunque, en general, ofrecen información precisa sobre otros aspectos de la historia de la UPAEP, los dos párrafos relativos a la relación con los obispos de Puebla y los miembros del Yunque en las pp. 44-5 no ofrecen referencia biblio o hemerográfica alguna. La tesis que adelantan es la que ha defendido el Yunque en los últimos 15 años en México: éramos mártires de la fe y actuábamos de común acuerdo con los obispos.
Y ese es el problema del secretismo y las conductas sectarias. Como subraya el obispo español Rico Pavés, el secretismo genera desconfianza. ¿Es posible creer que ambos obispos lo supieran? ¿Por qué limitan el supuesto conocimiento a los dos obispos fallecidos en 1975 y 1979? ¿Y qué hay de sus sucesores, ya sea como arzobispo u obispo auxiliar? ¿También lo sabían?
Dejando de lado esas ideas, así como la influencia del clan Ardavín sobre varias universidades católicas en México, el riesgo que plantea el Yunque no es exclusivo ni se limita a las elecciones en curso de ODUCAL.
Las universidades desempeñan un papel clave en la legitimación del papel de la Iglesia Católica en las sociedades latinoamericanas, a pesar de las críticas actuales de la derecha global a la educación universitaria, ya que el acceso a los grados universitarios aún influye en los ingresos futuros de una persona.
El tema también es relevante para otras organizaciones y órdenes católicas con escuelas y universidades: el Opus Dei, la Legión de Cristo, Tradición, Familia y Propiedad, entre otras. Existen riesgos similares en otras partes del mundo católico, con organizaciones con un largo historial de abuso y comportamiento sectario. Incluso las órdenes más antiguas y tradicionales con universidades necesitan encontrar la manera de abordar el riesgo del comportamiento sectario.
Un tema clave en cuanto a la disolución del Sodalicio en Perú es cuál será el futuro de la Universidad Católica San Pablo. Incluso descartando el tema de la inversión neta allí, la universidad contribuyó a legitimar al Sodalicio en la vida pública peruana y latinoamericana.
La agitación actual en torno a la Academia de Líderes Católicos ofrece un duro recordatorio de los desafíos persistentes que enfrenta la Iglesia Católica al confrontar el legado de organizaciones secretas e ideológicamente rígidas como El Yunque. Los ecos de controversias pasadas, en particular la respuesta inadecuada de la Iglesia Católica a la crisis de abuso sexual, resuenan en la actual crisis en la Academia.
Esta situación subraya la necesidad crucial de transparencia y rendición de cuentas, no sólo de las organizaciones laicas, sino también de la jerarquía eclesiástica en sus procesos de investigación y respuestas a las acusaciones de afiliaciones o prácticas problemáticas.
En última instancia, la capacidad de la Iglesia Católica para promover una renovación genuina y recuperar la confianza depende de su disposición a afrontar los problemas recurrentes y desmantelar las estructuras que facilitan comportamientos sectarios y la perpetuación de ideologías divisivas.
La naturaleza recurrente de estos conflictos, como lo pone de manifiesto el resurgimiento de preocupaciones de años pasados, sugiere que las revisiones superficiales son insuficientes.
Un compromiso genuino con los valores del Concilio Vaticano II, que incluye la apertura, el diálogo y el rechazo del pensamiento excluyente y conspirativo, es esencial para evitar que el pasado siga socavando el presente y el futuro de la Iglesia Católica.
También se requiere de una mejora sustancial de los procesos de selección de los líderes de grupos de laicos o de clérigos, las diócesis y las órdenes y un reconocimiento real de que atacar a los sobrevivientes, desdeñarles, culparles por haber sido víctimas, no va a resolver los problemas.
Violencia en México al 8 de Mayo 2025: 29 homicidios registrados en medios, 58 en…
SE PRONOSTICAN LLUVIAS MUY FUERTES A PUNTUALES TORRENCIALES EN EL ORIENTE, CENTRO Y SURESTE DEL…
En el acto, reafirmó la propuesta de expandir los hospitales escuelas en Jalisco con una…
"Pepín López Lanza la Guerra Contra Periodistas: 'Al que no esté con la 4T, que…
Por Cuauhtémoc Villegas | Data2 | 9 de mayo de 2025 Nota dedicada a Pepín…